Star Wars: Los últimos Jedi

Tras la expectativa que se generó al anunciar que iban a continuar con la saga de Star Wars, Los últimos Jedi ha dejado mucho que desear. Todos nos esperábamos una película llena de acción y giros inesperados que estuviese a la altura de las anteriores. Sin embargo, la que ha sido la película más esperada del año ha supuesto una decepción para muchos.

Después del intrigante final del episodio VII, una espera que el personaje de Luke tenga algo que decir en el desarrollo de los acontecimientos de esta nueva entrega. Nada más lejos de la realidad, Rian Johnson nos presenta un Luke desconfiado que se siente decepcionado consigo mismo por no haber visto antes cómo el lado oscuro de la fuerza subyugaba a su sobrino. La analogía con Obi-Wan es notable, ambos se exilian a lugares inhóspitos corroídos por la culpa. Sin embargo, mientras que Obi-Wan se presenta como un maestro para Luke, éste rechaza a Rey una y otra vez. ¿Qué aporta el no tan joven Skywalker aparte de provocarle una rabieta a Kylo?

Continuemos por la pobreza de argumento; la película cuenta cómo la Resistencia huye de un planeta, la Primera Orden los persigue, llegan a otro planeta, escapan… y ya. Eso es todo. He echado de menos la espectacularidad de las batallas en el espacio, un efrentamiento entre Rey y Kylo, un pasado trascendete de Rey (y no que sus padres sean unos chaterreros.) Me llamó la atención que cuando Finn y Rose buscan al Maestro descifrador y en su lugar dan con un ladrón, si saben perfectamente que no es el tipo al que buscan, ¿qué demonios hacen? La supervivencia de la Resistencia pende un hilo y, ¿te conformas con la persona equivocada?

Por otro lado tenemos la falta de continuidad de los personajes:

Kylo Ren, un malo no tan malo, no tiene nigún reparo en matar a su padre pero disparar a su madre le da cosita. La princesa Leia, se sabía que tenía la fuerza pero nunca antes había mostrado signos de saber utilizarla y, ¡mírala cómo evade la muerte! Rey, todos los Jedi han tenido un maestro excepto ella, y, sin embargo, es capaz de enfrentarse a Kylo, tan poderoso que burla a Snoke, y salir victoriosa.

El gran fallo de la película ha sido lo larga que es. La podrían haber cortado cuando Kylo le ofrece a Rey que formen un imperio juntos y les habría quedado un final apoteósico con Snoke muerto y la imagen de Rey indecisa, debatiéndose entre la luz o la oscuridad. Por el contrario, son dos horas y media de película que se te hacen eternas.

En definitiva, Los últimos Jedi es una película desaprovechada que podría haber dado mucho más juego. A pesar de todo, he de decir que la muerte de Snoke por Kylo es un puntazo que ninguno nos esperábamos.