Los archivos del Pentágono. "La prensa sirve a los gobernados, no a los gobernantes".
Basada en hechos reales, dirigida por
Steven Spielberg, nominada a mejor película y con un reparto entre los que se
encuentran grandísimos actores como Meryl Streep o Tom Hanks, Los archivos del
Pentágono es sin duda una película que no podía faltar en la lista de
“peliculotes que verse antes de los finales”.
He de confesar que no sé ni por donde
empezar a comentarla. Comenzaré por lo más superficial, el ambiente. Se trata
de una película que refleja con veracidad la sociedad de los setenta en los
Estados Unidos de América. La vestimenta, los hábitos, la situación de la
mujer, los negocios, la forma de trabajar… No solo nos relatan un
acontecimiento real sino que además aprendes de las costumbres de la época.
Spielberg, aparte de relatar la trama
principal ha hilado otras dos historias secundarias que giran en torno a Meryl
Streep y Tom Hanks. De esta manera, el director nos presenta una película que
trata tres temas de interés actual: el derecho a publicar, la invisibilidad de
la mujer y la lucha por la libertad.
Si hay algo a destacar es el papelazo que
interpreta Meryl Streep. La actriz deja claro que es capaz de bordar cualquier
personaje que le pongan por delante. Sensacional la habilidad que tiene para transmitir
emociones al receptor. Lo vive, lo disfruta y hace disfrutar al resto.
Me ha gustado la sutileza con la que se aborda
el tema de la mujer. La condescendencia con la que se dirigen a Katharine
Graham, las continuas faltas de respeto, la forma que tienen de referirse al
suicidio de su marido como “accidente”. En los primeros minutos de película
Katharine le sugiere a Bradlee trabajar la sección femenina para conseguir más
audiencia y este último básicamente le responde: “mira chiqui, no te metas en
mi trabajo”. Estos pequeños detalles son
los que verdaderamente captan nuestra atención y nos muestran lo que era ser
mujer en los setenta.
Por otro lado tenemos a Ben Bradlee un
periodista de cabo a rabo. Las cuestiones morales que pueda tener Kay por las
que decida no publicar le traen al pairo. Para él solo existe un final: ver
todos los quioscos abarrotados de ejemplares del Washington Post sobre la
guerra de Vietnam. Punto pelota. Rebelde contra las imposiciones es capaz de
ponerte los pelos de punta “la única forma de defender el derecho de publicación, es publicando”.
El exceso de optimismo, sobre todo en el
final de cuento de hadas, es lo peor de la película. Me habría gustado ver a
Bradlee entre la espada y la pared ante la negativa de Kay o a esta última en
la cárcel. Por el contrario, Spielberg dedica unos minutos al funcionamiento de
la rotativa. Completamente innecesario pero a la vez imprescindible para
personas analfabetas en ese campo como lo soy yo, que, para qué mentir, me he
quedado ojiplática al ver todo el jaleo que se armaba para imprimir un
periódico.
Por último, mencionar el paralelismo con el
periodismo actual. De un tiempo a esta parte, la gente recela de los medios de comunicación.
El típico”no te creas todo lo que ves por por la tele”. Spielberg ha querido
homenajear a aquellos periodistas que desafiaron a la autoridad y, además,
hacer un llamamiento a esa prensa sana, apolitizada y libre de censura.
En definitiva, Los archivos del Pentágono
no solo me ha hecho aprender sino también disfrutar. He sentido el peso de la
decisión de Kay, la rabia de Ben y la euforia de haber ganado la batalla.
Buena reseña Mery. Sobre la película en sí ya sabes que al no haberla visto pues me he perdido un poco con los nombres y todo eso, pero en general en cuanto a la forma que tienes de escribir me he quedado ojiplático(en el buen sentido,claro).En definitiva,la reseña de la Mery de Los archivos del Pentágono no solo me ha hecho aprender sino también disfrutar.
ResponderEliminarTus reseñas me motivan a ver cine, que es el único modo de aficionarse al séptimo arte, pero al haber tanto material, es como que te desborda; a mí al menos me pasa que no sé por dónde empezar, por tanto que sepas que te tomo de guía para cultivar una afición pendiente de evolución ;) Gracias, Mery
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